L-I: Magic neoliberalism (in Spanish)
Nestor Miguel Gorojovsky
gorojovsky at SPAMinea.com.ar
Sun May 7 20:45:42 MDT 2000
Those acquainted with the novels of García Márquez may well remember
the "Increíble y triste historia de la cándida Eréndira y su abuela
desalmada". They may also remember that his way of writing is one of
the best exponents of "magic realism". The title of this note by
Alfredo E. Calcagno takes both facts and fuses them into a new one,
that of "The incredible history of magic neoliberalism".
Alfredo E. Calcagno is the son of Eric Calcagno, formerly head of the
office of the UN Economic Comission for Latin America in Buenos
Aires, and a good economist on his own right. What both Calcagnos
fail to express, however, is that at least in the Argentinian case
the foreign debt is the result of what one cannot but define as a
swindle. This does not make things change from a structural point of
view, but this makes it easier to reject the debt when the moment
comes.
I am forwarding the note, which appeared on Clarín today, however. It
is a very good exposition of the ways in which the ideology of
neoliberalism has been working in Argentina, and at the same time the
very fact that our rigged media have begun to give space to
expressions such as these implies that a slow thaw is taking place.
Sorry for those who do not read Spanish, but cannot translate now. I
have carefully formatted the text, so I will not have to translate it
tomorrow (L-I members know what I am talking about).
Néstor M. Gorojovsky
La increíble historia del neoliberalismo
mágico
ERIC CALCAGNO. Economista
Las consecuencias de la deuda
externa para la Argentina son de
tres órdenes: económico, político e
ideológico. En el ámbito económico,
la convertibilidad establece el nivel
de actividad en función de la entrada
de capitales externos. No existe otra
manera de crecer, con los
condicionantes impuestos por el tipo
de cambio fijo, la obligación de
financiar todo déficit externo y fiscal con deuda o
privatizaciones y la necesidad de importaciones baratas
para lograr la estabilidad de precios.
Porque si no entran suficientes capitales las
importaciones caen, el producto disminuye y desciende
la recaudación fiscal. De tal modo, el dilema planteado
es de hierro: capitales externos en cantidad o ajuste
por recesión. Como el saldo de la cuenta corriente del
balance de pagos es negativo y no existe equilibrio
fiscal, la única forma de cubrir los déficit externo y
fiscal es con endeudamiento. Al aumentar los saldos
negativos, se produce un efecto de bola de nieve: cada
vez más endeudamiento. Así, la deuda externa
argentina es el combustible que hace andar a la
convertibilidad. Esta deuda ha crecido de 60.000
millones de dólares en 1990 a 145.000 millones en 1999.
A este aumento de 85.000 millones deben sumarse los
ingresos por privatizaciones, que fueron de 26.300
millones. En definitiva, se gastaron 113.300 millones
para mantener este modelo. Las repercusiones son
múltiples: en 1999, los pagos por intereses de la deuda
externa -que en el Presupuesto tienen el mismo
carácter que los gastos en sueldos- llegaron al 17 por
ciento del total de gastos de la administración
nacional(las amortizaciones se refinancian). Adoptar
como eje de la economía un endeudamiento contínuo y
creciente no parece un método adecuado para impulsar el
desarrollo. Más bien puede provocar un agravamiento
de la crisis, puesto que ese financiamiento depende de
variables internacionales que no manejamos.
En lo político, la principal consecuencia es el
reemplazo de la política argentina por el cumplimiento
de las condicionalidades incluidas en los acuerdos
stand-by con el Fondo Monetario Internacional. Hace
tiempo que las misiones del FMI ya no tienen más como
eje el examen de las posibilidades del repago de los
préstamos externos. Imponen medidas de política tales
como la estructura del Presupuesto nacional, la
privatización de empresas y bancos y la
flexibilización.
De todos modos, no se trata de requerimientos
normales de un acreedor para asegurarse de que el
deudor podrá pagar. Son cuestiones que hacen a la
autonomía nacional, que quedan en manos de
funcionarios del Fondo y que nada tienen que ver con
repagos de deudas.
En lo ideológico, el actual modelo tiene la
convertibilidad por tótem y la deuda externa por el
tabú más necesario. Discutir, no ya el pago o el no
pago, sino sólo analizar cuál es su incidencia en el
orden económico local, parece poner en peligro el
actual funcionamiento de la acumulación y la
distribución del ingreso. Lo que debiera ser objeto de
debate, en especial parlamentario, es como un ritual:
sólo se reverencia. De allí que toda idea que discuta
la deuda externa, que implique una reactivación del
mercado interno o cualquier otra alternativa es una
verdadera herejía.
Tótem del modelo y tabú de la deuda son las categorías
de este pensamiento en economía, que muchos
analistas o decisores adoptan y que debemos considerar
como un verdadero aporte teórico: es el
"neoliberalismo mágico". Por cierto, no parece el mejor
camino para evaluar el impacto económico y social de la
deuda ni para estudiar alternativas racionales.
Néstor Miguel Gorojovsky
gorojovsky at inea.com.ar
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